A todos los que habéis manifestado compartir mi sentimiento en relación a mi nieto Daniel.
No estoy suscrito a Facebook y mi mi blog no es un muro. Mi blog es un cajón de sastre, a veces de desastre, en el que me impuesto un ejercicio diario para, como he dicho en otra ocasión, o en varias, que no lo recuerdo, para mantener alejado de mí el fantasma del Alzheimer. Es como hacer pilates, yoga o levantamiento de pesas para mantener el cuerpo sano, refugio de mente sana.
Hoy tenía que escribir sobre mi nieto. Siempre buscando personajes, y tenía al mejor. ¿Para qué me servía escribir si no lo llevaba a mi blog? Pero no ha sido espontáneo. Ayer, o anteayer, que no lo recuerdo, intercambié un pequeño diálogo con mi nieto por WhatsApp. Le preguntaba como le había ido el día. «Saqué un 8,8/10 en el examen», me dijo. Y yo, que a veces no sé si digo bien o digo mal, debí decir algo que él interpretó como que su abuelo le pedía más esfuerzo. Se entristeció y así se lo dijo a su madre: » El lelo me pide que me esfuerce más, hasta conseguir un 10/10″. No fue así, nunca le diría tal cosa, pero como mi cabeza vuela sin mirar al suelo, quizá se lo dije y yo soy el que está en el error. Ya lo aclaré con él, participándole que mi orgullo no reside en que sea el número uno de su promoción, que me es suficiente con ser su abuelo.
Ya no tengo palabras para seguir. Ahora la emoción es otra: vosotros. A cada uno, de forma individual, le doy las gracias por la acogida que habéis dispensado a mi escrito.