«Hace cinco años, un estudio que describía una disminución precipitada en el número de espermatozoides generó preocupación sobre el fin de la procreación tal como la conocemos. Ahora, un nuevo trabajo muestra que este ha disminuido aún más y que la tasa de disminución se está acelerando, lo que genera temores de una crisis global de fertilidad que se avecina.» Información de un periódico.
Algo menos que un cuento.
Año 2050. El útimo estudio sobre la fertilidad humana fija en 5,3 % el número de espermatozoides en el recuento de una eyaculación normal. Los poderes públicos se plantean si este es un problema para la humanidad o una disminución de votos que apoyen al partido de turno. Es urgente encontrar una solución. Una ley se proclama en la que todo miembro de la comunidad, con el pretesto de un bien para la humanidad, obliga, como si de una vacuna para atacar una pandemia viral se tratase, a pasar por los centros habilitados, para, o facilitarles una eyaculación con sofisticadfas muñecas y más sofisticadas aperturas (vagina, el ano, la boca), para la cópulación o extraerles esperma de los testículos, de forma incruenta, claro. Como el resulltado es desolador, del esperma obtenido se guarda congelado aquel que supere el 50% de la tasa de fertilidad normal según estudios anteriores cuando no existía tal problema y que se usará con aquellas voluntarias que deseen la maternidad o, por decreto, aquellas que la administración señale en un muestreo aleatorio, en ambos casos previo examen, si sus caracteristícas las muestran idóneas.
Pero el feminismo más radical sale a la calle en protesta por el decreto que, sengún éste, hace de la mujer un objeto intolerable. Toman el lema «El “solo el sí es sí», utilizado en otras protestas antiguas. El gobierno de turno ve en ello un problema de supervivencia del partido que le apoya y cambia la ley por otra que propone incrementar el voluntariado con prebendas sustanciosas para las que acepten y sean aprobadas para una fertilidad segura.
El resustado de esas y otras maniobras es un fracaso. Los científicos tienen la palabra. Estos, depuess de diagnosticar el problema, señalan al gobierno que, dados los millones de espermatozoides que tiene el esperma sano, se obtenga un espermatozoide que, aparentemente, se considere óptimo para procurar la fertilización in vitro con garantías.
Todo es así en el año 2050. Ahora se plantenan políticos y científicos cuál será el escenario dentro de 50 años más. Si la progresión acelerada de la disminución de espermatozoides continúa o la calidad de los mismos los hace inservibles, los pronósticos son terribles: la humanidad no tendrá ningún recurso para mantener la existencia y está desaparecerá. Este desolador problema podría tener una solución: revertir muchos de los indicadores que lo han provocado, alimentación transgénica, pesticidas, destrucción de la capa de ozono, cambio climático con temperaturas superiores a 45 grados de media, las guerras que se preveen se desaten para ocupar los espacios que queden con condiciones aceptables de supervivencia, sin asegurar que existan alguno para entonces.
Pero para esa fecha faltan algo así como 50 años, así que, tranquilos, ya se hallará la solución.
El tipo de vida moderna nos está afectando hasta ahí.
Sonos cada día más agredidos con contaminantes, potenciadores , transgénicos , polución, etc,etc que no me extraño de que los espermatozoides estén derrotados y flojos como un trapo viejo.
Al final tendrán que buscar los menos débiles y ponerles en buen ambiente y montarles unos gimnasios especiales para
ponerlos en forma.