¿La muerte un salto cuántico?

Ya el título estremece, ¿verdad? Y a mí me provoca indignación. El tema de la mecánica, o física cuántica, tan de moda en la actualidad, después de la información que he podido, con santa paciencia, recabar, tengo que concluir que se ha prostituido  hasta límites insoportables. Aquello que nunca se explicó y menos se demostró, ahora, por arte de magia, tiene visos de ser la piedra Rosetta moderna que todo  lo aclara porque permite interpretaciones para todos los gustos. Y ay de aquel que no comulgue con las ruedas de molino que los charlatanes ofrecen cuando invocan los fenómenos cuánticos. A ellos se adhieren gentes que de buena fe les creen, y , como bálsamo de Fierabrás, dejan de padecer  de angustias existenciales.   Como nunca acepté que nada ni nadie ninguneara mi capacidad para disponer de un pensamiento libre, me voy a permitir fijar mi posición ante tan arduo tema. No se ha de esperar de mí ni una sola afirmación que contradiga o sustituya las de otros que sí lo hacen sin ruborizarse. Cuando digo mi posición, me refiero a lo que yo extraigo de todo lo que se dice, que, a veces, muchas veces, es nada, por eso, como digo, me indigno.

De lo que he conseguido entender, la paradoja cuántica se resume en que algo puede coexistir en dos planos diferentes al mismo tiempo. La paradoja llamada  el gato de Schrodinger supone que un gato encerrado en una caja opaca, y con un veneno radiactivo, puede estar vivo y muerto a la vez. Un electrón que gira alrededor de un átomo, puede al mismo tiempo estar en una órbita o en otra superior. Ergo, un ser vivo puede estar  vivo y muerto a la vez. Y esto es así, porque si eliminamos el factor tiempo, éste ya no condiciona los acontecimientos. Y ¿cómo se produce este fenómeno? Para ser más exacto tendría que decir cuándo se produce este fenómeno, no cómo. De aquí la posibilidad, teórica, de que un ser pueda vivir después de morir. Pero de eso no somos conscientes, si estamos vivos sentimos que estamos vivos, si estamos muertos no lo podemos saber, salvo que el ser vivo esté en otro plano, en otra realidad, en otro universo paralelo. Ahora pensemos un poco más. La velocidad de la luz es la máxima velocidad que físicamente se puede alcanzar. Un objeto A está quieto y un objeto B viaja a la velocidad de la luz alrededor del objeto A. Los dos objetos coexisten a la vez en la posición original porque no existe el tiempo de desplazamiento de uno sobre el otro, ¿Os parece chino? A mí sí, y nunca se podrá demostrar, salvo con nano elementos, como el electrón, que ya se ha podido comprobar la paradoja mencionada.

Y ahora al tema que me sirve de pretexto.

Nos planteamos qué es de nosotros cuando morimos. Y como no tenemos nada que constituya una evidencia, elocubramos hipótesis. Unos deciden que volveremos a renacer en alguna forma de nueva vida, para mejor, de lo contrario lo rechazaríamos. Otros, más imaginativos, se inventan un paraíso, ad  hoc,  con muuuchas huries vírgenes a su disposición, supongo que para que se resarzan de sus frustraciones en la otra vida, Otros cielos llenos de angelitos, blacos y negros, que a ambos los quiere Dios, batiendo sus alitas en señal de bienvenida. Otros como los que siguieron a Buda, prefieren no darle importancia a la muerte y sus consecuencias y dedicarse en vida al perfecionamiento personal, a pasarlo lo mejor posible, eso sí, sin olvidar las formas. En fin, y los escépticos que, sin aspavientos, proclaman que no hay nada después, que se acabó. Me gusta una frase que he leído por ahí: «La vida pasa deprisa, como un rayo, y antes de que nos demos cuenta llevaremos mil años muertos.» Esa es la medida del tiempo en el Universo.

Alguien que presume de haberse acercado a este tema, siempre desde el punto de vista científico, se pregunta si existen pruebas de que andaremos por ahí, naturalmente vivos o con otro tipo de existencia, despues de la muerte. Confiesa el individuo, que buscando y buscando evidencias, sólo encontró charlatanes de feria, vendiendo sus afirmaciones mágicas que llenan Internet. Pero este mismo señor, para no defraudar, sostiene que algo hay, que ha comprobado con algunos mediums, que estos logran ver cosas, otras realidades que para nosotros están vedadas. Y por si no quedara del todo claro, este amante de la ciencia termina diciendo: «Está demostrando que todo lo que considerábamos místico o mágico, es real. No deberíamos sorprendernos, si Dios existe, sin lugar a dudas la ciencia es su instrumento creador y nada se rige fuera de ella, la entendamos o aún no seamos capaces de hacerlo.» Vamos, para mear y no echar gota. Claro, él se ha procurado información sobre las ECM, experiencias cercanas a la muerte, testimonios variopintos de los que en el trance de la muerte, o segundo después, experimentaron visiones, levitaciones, mucha paz interior, etc. De todo ello, y según nuestro científico, despues de una larga y auto debatida reflexion interior, concluye que  como nuestro yo es energía, ya no se puede afirmar que no hay vida después de la muerte, supongo que porque aprendió que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y para poner tan sesuda afirmación en un cuadro que avala el origen científico de la misma, afirma que la muerte supone un gran salto cuántico a otra realidad. Y tan campante.

Pero dejo al maestro anterior y veamos qué más se puede decir al respecto,

Me llama la atención un tal Deepak Chopra. Se vende profusamente en Internet, da confeerencias, gana mucho dinero.

Según este lumbreras, «¿Estamos en el mundo o el mundo está en nosotros?» Bueno, pues si creemos que estamos en algún  universo, este mundo, esta galaxia, «eso es es una mentira» (sic). Sigue afirmando que es nuestra mente la que proyecta el cuerpo y el cuerpo el que proyecta el mundo. Que es mi conciencia quien construye el mundo.  Mi cerebro permite ver ese mundo sin tener experiencia del mismo, mi cerebro se vale de la electricidad, de las hormonas de los procesos físico químicos. Tomadas al pie de la letra las frases que resalto, diría que este es mi hombre, con algún matiz. pero veamos si se contradice. Para una exhaustiva información que se desee, os remito a la amplia presencia de Chopra en la RED.

¿Y qué dice de la muerte o qué pasa cuando morimos? Pues dice que Lo que llamamos muerte no es más que un salto cuántico de la creatividad del Ser.

No tiene desperdicio lo que reanscribo a continiuación.

«El universo se enciende y se apaga constantemente a nivel subatómico, a nivel molecular, a nivel de los órganos. El Universo se recrea en sí mismo, estamos constantemente muriendo para recrearnos. Si algún día tuviéramos éxito para conquistar la muerte, el Universo se momificaría, se quedaría estático. Es a través de la muerte como el universo se actualiza y se renueva a sí mismo. Solamente hay unas células en nuestro cuerpo que no mueren: las células cancerígenas. Esas células han olvidado cómo morir. Si entendemos la muerte entenderemos la vida. La muerte es el apagado y el nacimiento, el encendido. Por cada apagado hay un encendido. Si muriéramos y no nos recreáramos, seríamos la única excepción en el universo entero.»

Y el Universo debe estar atiborrado de células cancerígenas que no mueren, ¿cómo lo harán?

Una mente así es para guardarla en un tarro con formol.

Bueno, entiendo que muchas afirmaciones son discutibles, pero no voy a rebatirlas, se descalifican por sí solas.

Pero este hombre es inasaquible al desaliento.  Dice que el yo no existe, que es una alucinación, y que si consigues desprenderte del ego, entras en una identidad transpersonal en la que no hay muerte.

Es un fenómeno este tío, si yo tuviese blando le cerebro lo tomaría como mi profeta. Fijaos qué facil nos lo pone: Si conseguimos desprendernos del ego, como entramos en una dimension universal, pues he aqui que la muerte deja de existir. Y un huevo duro, si señor.

Luego, al fin, se pone serio y trata de explicar todas sus alucinaciones recurriendo a la física cuantica. El gato de Schrödinger da mucho juego para explicar lo de estar vivo y muerto a la vez.  No se queda con ese juguete macabro, y aunque advierte de lo peligroso, y tanto que es, nos intruce en la teoría del suicidio cuántico. Coño, faltaría más!, hemos de suicidarnos para desprendernos del yo y así vivir eternamente, eso sí, dejando a la familia, a los amigos, la casa donde vives, a todo quello que te ata en este mundo, porque tu nueva existencia  estará localizada en alguno de los múltiples universos paralelos que no se comunican por WhatsApp. Cada vez que decides el suicidio cuántico, un nuevo universo te esta esperando para acogerte. Y no te preocupes, los universos paralelos son infinitos, así que te puedes suicidar tantas veces como quieras.

Y no sigo porque cansa, ¿verdad? Sólo tomo nota de una frase corolario que me hace sonreír: ¿Cómo no va a ser posible que exista un universo en el que seamos ricos, inmortales, sanos y felices para toda la eternidad? Lástima, porque el jarro de agua fría nos lo echa a continuación sin compasión para enfriar nuestro entusiasmo: el «otro tú» posiblemente seguirá viviendo feliz, pero desde luego tú no lo verás. O sea, que ajo y agua para los que mueren por aquí.

¿Os dais cuenta de lo puta que llega a ser la física cuántica? La verdad es que ella no tiene la culpa, somos los humanos los que la hemos prostituido, la hemos sacado de donde tenemos demostrado que se manifiesta, el mundo subatómico. En el macro universo la físca cuántica es algo para entretenerse, si no te da por suicidarte.

Pero habria pasado de esta eminencia si después de leer todo lo que resumo anteriormente, no hubiese hecho un acto de contrición por sus grandísimos pecados. Contrición fantástica, que casi me hace llorar:

Lo mejor que puede enseñarnos el suicidio cuántico es que si te mueres en este universo, estás muerto.

Amen, amigo, en eso pensaba yo, y no me tomes por soberbio.

Hasta aqui mi primera incursión en tan árduo tema. Seguiré buceando en el mismo hasta que me muera o mis neuronas se fundan. Curioso, si mis neuronas se funden, estaré vivo y muerto a la vez. No lo había pensado.

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