¿Cincuenta sombras liberadas?

Pues no sé. No sé que las sombras se liberen o se tengan presas. Amazón me ofrece este título sin interrogantes, y como a falta de pan buenas son tortas, pincho en reproducir. Había visto «Cincuenta sombras de Grey» por eso de que el morbo parecía estar servido. Pues no. La protagonista sólo exhibe las tetitas mientras folla con el prota, un individuo que no llega a enseñar otra cosa que el trasero, quizá porque es lo único que no admite comparaciones. Pero eso sí, el libreto nos muestra hasta la saciedad cómo un tío con dinero, con mucho dinero, convierte el sexo en un remedo de Sado. En tiempos de porno libre por Internet, toda la peli es un fracaso que llevó a mucha gente a caer en la estupidez pagando la entrada al cine para verla.

Luego, y cómo los creadores del invento vieron que había muchos estúpidos, le dieron a la máquina de filmar y sacaron al mercado una segunda de sombras: «Cincuenta sobras más oscuras». Lo único que encajaba era lo de las sombras, porque, efectivamente, supuse que la peli era más oscura, si cabía. No la vi. Había quedado con cara de pánfilo con la primera entrega y no me presté a ser un estúpido reincidente. Ni siquiera me molesté en indagar de qué iba o las críticas autorizadas. Segundas partes nunca fueron buenas, y acerté pasando de ella, por lo que leo ahora.

Cuando vi el título de la tercera entrega, pensé: bueno, al fin si se liberan de las sombras, quizá muestren algo más que me motive. Y comencé a verla. Nunca me perdonaré haber sido tan ingenuo. A mitad del visionado corté por lo sano lo que ya me pareció llevar el sadismo al espectador. Las sombras seguían presentes. Sólo una cosa pareció que se vislumbraba: que aquel amor tóxico de la pareja iba a terminar como el rosario de la aurora. El prota era guapo, reconocido queda, pero el guardaespaldas de la pánfila era casi más interesante, si traslado una opinión mía a los gustos de las mujeres; tenía cara de más macho. Y corté cuando vislumbré que aquello iba de cuernos, una tragedia gratuita de los guionistas, que debieron pensar que el sexo ya no vende si no es con el vecino de enfrente.

Pues que le den. Las pelis, dicen, han sido rentables. El día que hagan algo que a mí me complazca, les aseguro que se forran.

2 respuestas a «¿Cincuenta sombras liberadas?»

  1. En realidad quiero comentar de Yanni y Chloé. El post no admite comentarios. Buena noticia: está usted vivo. No ha muerto. Responde al estimulo de un tema musical, no es indiferente. Eso es ganancia. Pienso casi siempre bien de la gente, salvo excepciones, se dan. Sin mala intención, usted nos manda equivocas señales de indiferencia. Pues nada, hay que tomar las cosas con reserva, si de escritores y ardores se trata. Me alegra si de vez en cuando, se sacude al personaje.

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