El cursor

El cursor parpadea, parece invitarme a que pulse una letra. He escrito la frase anterior y el cursor sigue parpadeando cuando me paro. Cada vez que me paro para ver lo que he escrito, siempre al final el cursor parpadea. Ponga punto, coma o cualquier símbolo ortográfico, el cursor no desaparece. Por curiosidad, trato de encontrar la forma de que el palote deje de flaxear.

Y si paso al renglón siguiente…

Nada, ahí está , obligándome a seguir tecleando letras palabras, frases. No encuentro la forma. Me da la impresión de que así seguirá hasta que diga algo importante, sustancial, cosa que no ha sucedido hasta ahora.

Voy a intentarlo. Hoy no tengo nada que decir, voy a poner FIN. Es lo mas importante que se me ha ocurrido, escribir FIN para no decir nada más. Pero no debe ser suficiente, el palote me obliga a seguir escribiendo. ¿Y si en lugar de palabras construidas con letras del abecedario, escribo símbolos. Quizá el palote no tenga nada que decir. Por ejemplo, una imagen que represente el amor, el amor apasionado. Pienso que una rosa roja cumple con ese propósito y dice lo suficiente como para terminar con el impertinente palote.

Lo he conseguido, pero ya nada nuevo e importante debo decir. La rosa lo ha dicho todo.

Una respuesta a «El cursor»

Responder a Elsa Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.