Esto se acaba

Recuerdo a un amigo, ya fallecido, que durante un tiempo su pasión por escribir historias ocupaba el tiempo completo , pues ya jubilado no tenia otras obligaciones. Una actividad tardía la de escribir, sin formación previa que, sin embargo, desarrollaba con decoro y sorprendentemente con ideas y argumentos notables. Nos seguíamos por el ordenador y yo, con más experiencia, le corregía aquello que él no lo escribía correctamente como para ser publicado. Pero llegó un momento que aquello que escribía , bien estructurado, se fue convirtiendo en un revuelto de palabras que no daban sentido alguno al texto. El Alzheimer se había instalado en su cerebro, y poco a poco fue perdiendo el mínimo control sobre lo que intentaba exponer por escrito que ya no tenía pies ni cabeza. En poco tiempo la muerte fue el final.

Cuento esto a modo de introducción por lo que quiero decir a continuación.

Todos al venir a este mundo, con la carta de presentación se nos entrega otra de despedida. Esta ultima carta puede ser de resolución inmediata o por fases. Se nos dice: esto se acabó, esto ya no está a tu alcance, observa que lo que escribes, tus lectores lo aceptan con mejor voluntad que criterio, tú mismo puedes comparar lo que escribías hace tiempo con lo que escribes ahora, en un empeño de mantenerte aún en plenas facultades mentales. No es cuestión de Alzheimer en tu caso, aún no, pero cualquier día tus textos comenzarán a ser ilegibles. Por ahora todavía te expresas con aceptable coherencia, pero, como digo, lo que ahora escribes se va a está página sin pena ni gloria. Tus lectores no participan de tu entusiasmo. Si te leen, a buen seguro que dirán: «no sé cómo se atreve a escribir esto y pretender que lo estimemos valioso y le hagamos un comentario elogioso». No estoy mostrando una humildad forzada, creo firmemente que es una realidad. Lo que ahora escribo más bien parece un desahogo personal que un mensaje para ser compartido. Cuando me justifico confesando que no sé de que voy a escribir al ver impresa la primera palabra, la que me lleva a la segunda y tercera… estoy construyendo una casa sin planos, a lo que salga. A una lectora le dije hace poco: » no tengas en cuenta otra cosa que la frase final, lo demás carece de importancia». ¿Cómo interpreto yo esto que hoy comienza a ser una realidad? Aún me queda algo de criterio para discernir si esto sólo es pasajero o es que se acaba. Creo que nada me queda por esperar volver al que hace tiempo fui. Seguiré escribiendo, pero consciente de que cualquier cosa que escriba cada vez valdrá menos la pena. ¿Seré capaz, llegado el momento, de cerrar esta página si lo que escriba carece del mínimo sentido? De no poderlo hace yo, confió que lo hagan mis hijos por mí. La carta de despedida terminará sin el cursor parpadeante, ya no tendré nada más que decir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.