El optimismo

Hoy quiero que el optimismo invada esta página. Sólo soy optimista a tiempo parcial, porque lo mío, lo que trasluce de mi naturaleza es el pesimismo como pátina permanente de mi espíritu. ¿He dicho espíritu? No, quise decir de lo que mi cerebro elucubra como desecho de una digestión de pensamientos que alimentan mi espíritu. ¿He vuelto a decir mi espíritu? No, quise decir lo que sale, ¿de dónde? No lo sé, quizá me encuentro más a gusto conmigo mismo. El optimista tiene un problema: o le salen las cosas bien o le salen mal. El pesimista es pesimista per se, no tiene alternativa.

Decía que hoy quería ser optimista, a sabiendas que las cosas no me salgan bien y vuelva al pesimismo enfermizo. Porque hay dos tipos de pesimismo: el que se mantiene con la convicción de que es lo que hay y no otra, entendido en términos filosóficos, y el que te acojona porque puede afectar a todo tu ser en un proceso imparable de destrucción.

¿Y cómo hacer para que quien me lea, empezando por mí mismo, diga o me diga: José, que bien, que optimista estás hoy. Pero… para eso, tengo que inventarme palabras que sean sinónimos de optimismo, como esperanza, positividad, enfrentar con buen ánimo las adversidades, confianza en uno mismo ante cualquier proyecto que quieras emprender, permanente entusiasmo en el disfrute de la vida. Dese luego no caer en un optimismo ilusorio que te saca de la realidad.

Lo siento, amigos, demasiados condicionantes para sentirme optimista, aunque sólo sea en este momento. Siendo pesimista, creo que todo resulta más fácil, no necesitas esforzarte. El pesimismo nunca es ilusorio, nunca es bobalicón y mucho menos estúpido. Con el pesimismo se puede ir a cualquier parte, incluso a tu final. No, no puedo ser optimista ni un sólo momento. El optimismo es un invento para tarados mentales, no existe el optimismo inteligente, porque puede suceder que te llamen inteligente, pero nunca optimista. Llamarte optimista es insultarte.Tampoco existe el pesimismo inteligente, porque sólo los pesimistas te comprenden, no por listo, sino por realista.

Y aqui lo quedo.

Una respuesta a «El optimismo»

  1. Ser pesimista es mas cómodo y menos doloroso. Evita ante los hechos grandes desilusiones.
    El optimista es dramático, si las situaciones esperadas no salen como las imaginaba entristece y le cuesta ponerse nuevamente de pie.

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