–Madre, ya no soy virgen– le confesó a su madre sin más preámbulos.
–¿Cómo ha sido eso, hija?– preguntó la madre sin inmutarse,
–Quieres saber los detalles? Parece que no te importa.
–¿Y por qué me habría de importar? Eso sucede. ¿Te han violado?
–No, mamá, no me han violado, fue consentido. Pero pensé que te enfadarías.
– Pues ya ves que no. Todas las mujeres pierden la virginidad, de una forma u otra, es algo natural.
–¿Es algo natural perderla de cualquier forma?
–Bueno, de cualquier forma no. Entiendo que te habrás acostado con algún chico que te gusta. El amor juega un papel importante. ¿Quieres contarme cómo ha sido?
–Es que no ha sido como piensas. No hubo amor ni chico que me gustara.
–¿Entonces?
–Mamá, mejor lo dejamos así, si te digo cómo ha sido, seguro que me llamarías zorra, puta o algo parecido. Por cierto, ya me he comprado el ordenador que necesitaba.
Final sorprendete, me encantó.
sorprendente, quise decir.