Esa edad, de claroscuro

y IV

Luces y sombras sin llegar a la euforia y al tenebrismo. Esa edad en la que todo lo sueñas y nada deviene en realidad. Quince, dieciséis, diecisiete… Estudias, apruebas los exámenes, pasas al siguiente curso. Justificas el esfuerzo de tus padres que se restringen de muchas cosas para que a ti no te falte nada. Nada, palabra que entonces significaba sobrevivir a duras penas. La escasez de recursos llegaba a traumatizarte. Pero reuniendo de aquí y de allá las monedas que me daba mi abuelo o mi tío, conseguía algo imprescindible para no hundir mi autoestima: los domingos, después de ir a misa de 12 (medio día), íbamos al cine matinal, ¡mi novia y yo!, pagando yo, como era costumbre y exigencia. Y digo bien, mi novia y yo; porque en el instituto creo que me enamoré de una chica del mismo curso y creo que a ella le sucedió lo mismo. Esto, que parece normal, no dejó de ser un hecho poco común a edad tan temprana. Y si lo fue, debió ser porque aquella novia fue luego mi esposa hasta que la muerte de ella nos separó, como el cura que nos casó nos pidió que prometiéramos. Sólo es un apunte en el que no quiero explayarme.

Y de esos años apenas recuerdo anécdotas dignas de ser contadas, será porque la rutina era absoluta y nada nuevo se movía. Los años se fueron sucediendo y, sin darme cuenta, me hice mayor. Comenzaba la exigencia absoluta de valerme por mi mismo.

Doy por terminada esta mini biografía. Renuncio a contar más cosas, me estoy poniendo triste, quizá porque me doy cuenta, ahora, que soy un hombre sin pasado.

2 respuestas a «Esa edad, de claroscuro»

  1. Setenta años son muchos, dice el autor; si, tantos como el cambio experimentado en el mundo con el progreso de la ciencia, de la técnica y del pensamiento.
    El relato es ilustrativo de la vida del personaje, de las costumbres de su época, de su hábitat y de los esfuerzos por superar las carencias con estudio y trabajo.
    Desde las condiciones actuales de vida, propias y de su entorno familiar o personas cercanas, sentirá que lo que en ese momento le parecía natural no lo era tanto, y si de un gran esfuerzo.
    Relato lleno de ternura.

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