Tiene 20 años, canta, es nueva en el panorama musical, su éxito es variable dependiendo de los videos singles que saca. De cuerpo entero es menuda; para nada espectacular su cuerpo y su cara. Guardé esta foto porque me llamó la atención. Me pregunté por qué esta foto, por qué en esta foto parecía una mujer 10; sexi, sugerente, misteriosa en una expresión que parece querer decir algo… a los hombres, por supuesto.
Supongo que son cosas del marketing, que los que la llevan y la traen pretenden, más allá de la música, crear un ¨atractor», un efecto mariposa, el caos en la mente de los «voyers», limitándose a una reacción neuronal dirigida, no a mantener una relación sexual con la artista. Con la fórmula matemática de Lorenz los promotores de la joven determinan cuántos discos va a vender y cuál será su beneficio.
Pasado el tiempo, nadie identificará este rostro con una cantante que nació como una estrella y que fue engullida por un agujero negro. Sólo Aitana se reconocerá y recordará la legión de estilistas, cámaras, efectos especiales que la manipularon haciendo de ella una mujer objeto. De estas cosas no protestan las feministas.