La mente en blanco

Así percibo que está mi mente a medida que pasan los días. Será porque ya son pocos y nada se puede esperar que constituya un hábito perdurable en el tiempo. Pero aquí estoy, de nuevo intentando decir algo que atrape el interés de mis lectores-as. ¿Pero hay algo que yo pueda decir e interesar, aunque sólo sea para leerlo de corrido y volver a youtube o consultar una receta de cocina? Yo mismo me comporto como si ya todo lo que vale la pena hubiese dejado de interesarme. Recuerdo cuando era joven, hasta que cumplí los veinticinco años, que buscaba autores, clásicos y modernos, en las bibliotecas públicas o en las librerías de usado y leía como si fuese una necesidad fisiológica. Desde entonces, sólo ojeo los títulos que se me ofrecen en los estandes de los supermercados, los escaparates de las librerías o, si por casualidad, Google abre por un autor, o un periódico incluye una reseña de algún premio literario, o , de pasada, leo los títulos de los libros que aún tengo en mi escritorio, los que se salvaron de ser donados a la biblioteca pública de mi pueblo. Pero ya no recuerdo cuándo abrí un libro con la intención de leerlo o releerlo. Todos esos títulos han pasado a formar parte de algo que ha dejado de interesarme. Es como si, paseando por el campo, llamara mi atención una planta pero pasara de largo sin identificarla, sin observar sus flores, sin buscar en Internet su razón de ser botánica; es una de las muchas cosas que han dejado de interesarme de este mundo, en realidad casi todas. Ahora, cuando observo que en está página han quedado impresos cientos de títulos con sus correspondientes contenidos, los escasos lectores que me indica el sistema, pienso si a ellos les sucede lo mismo, que ya pasan de mí, que ni siquiera abren el enlace que les envío para ver de qué va esta vez, o, que siendo humilde, nunca fui alguien que esquibriera algo de su interés. Esta suposición no me impedía seguir escribiendo, ya que lo hacía casi en exclusiva para mí mismo. Pero el placer siempre fue escaso, a veces miro algún titulo del pasado, releo por encima el contenido y no me reconozco su autor. Sucede con casi todo lo que pasa por nuestra vida, se olvida, salvo acontecimientos que nos marcaron de algún modo.

Bueno, ya he escrito algo por hoy. Me ha entretenido un rato del tiempo que me queda.

2 respuestas a «La mente en blanco»

  1. Amigo Jose , hay tantas cosas que dejaron de interesarnos . Casi todo lo que nos aconteció en nuestra vida ha pasado a un segundo o tercer término , se siente uno desangelado , insulso , inapetente y mucho más .
    No eres tú solo , yo , a veces , me dan ganas de mandar al “ carajo” lo poco de lo que me acuerdo , algunas de ellas por traerte recuerdos que nunca debías o querrías que te hubiesen sucedido , otras por llenar tanto tu vida y fueron arrebatadas sin motivo y razón . No, amigo Jose , no eres tú solo al que le sucede eso , mira a tu alrededor y te darás cuenta que vivimos en una sociedad de desangelados , de pasotas de ….. estoy harto de todo . No estás solo , más bien nos acompañas en nuestro quehacer diario . Gracias por expresar tu hartazgo , quizás muchos de nosotros , los que te leemos, no somos capaces de expresar lo mismo .
    Un abrazo , con ganas .

  2. Amigo Diez , piensa que con tus escritos realizas una buena labor , ademas de airear y refrescar tu imaginacion .
    La buena labor , es que debes pensar en que hay personas que todos los dias miran para ver si se te ha ocurrido algo para poder leerte.
    Yo soy uno de ellos.

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