Más sobre foros (2000)

Sigo desempolvando algunas cosas que me distrajeron de escribir con seriedad

Nunca dejo de responder a quien me menciona, y más si lo hace con afecto.
Andaba yo en eso de buscar nuevo solar para construir mi yo, alejado ya del foro de los méjicas REQUETECABRONESCONAFECTO, y una vez psicoanlizados en busca de mi subconciente profundo, ancestral y hasta genético y arcano en los modelos mejicanos. Andaba yo analizando el fenómeno fenomenológico fenomenal que se había hecho patente, finalmente, con el tema subliminal, definitivo, redondo y concluyente que les lancé bajo el título: «Revelión (con uve) en la Granja II». Andaba yo con mi pobre Alejandro a cuestas, como con un hijo tonto al que, sin embargo, se quiere. Andaba yo buscando nuevas definiciones al coño en el Trópico de Capricornio, de ese mayor jodedor que yo llamado Henry Miller (con perdón), y la forma de entrarle a las tancredi que, inevitablemente, me habría de encontrar en mis nuevas singladuras. Andaba yo rascándome los huevos con mi yo en la mano, a guisa de cetro…
Bueno, pues andaba yo en todo esto y preocupado de no cagar fuera de la taza, cuando un tal Siquiatra (doctor, naturalmente) me honra con su mención, distinguiéndome de entre la fauna con alusiones a mis transferencias inconscientes, probablemente bajo el efecto hipnótico de esa composición fotográfica que el artista Gerry me venía endilgando cada vez que abría su foro, y me entero cuando alguien me avisa de las conclusiones que aparecen en un tema: «Y LOS PREMIOS DE ESTA SEMANA…» 
Pues bien, sus concluisiones, las de Dr. Siquiatra, son válidas como medio necesario para proceder a la terapia del paciente, o sea yo, y ya apunta algunas recetas. Sin embargo, parece no haber tenido en cuenta las graves contraindicaciones y efectos colaterales no deseados, como, por ejemplo, que el prozac no suaviza las tendencias esquizoides sino que las potencia, y que los préstamos hipotecarios en dólares mejicanos sólo son un pan para hoy y hambre para mañana, una especie de placebo que me permitiría alcanzar mayor estupidez si cabe.
Pero, bueno, se le acepta la buena voluntad al Doctor, que no hay nada peor para un siquiatra, que su paciente se haga el loco y no le pague.
Gracias, doctorcito; mi forma de pagarle será el que su tema se lance al estrellato, una vez que vean mi alias entre las respuestas. Pero sólo es una forma de pagar deudas de gratitud, pues creo que en este foro ya me he cobrado todo lo que podía obtener de él.

La neurosis, bien sabes, doctor, es una alteración nerviosa de origen desconocido. Pero yo tengo una teoría: se trataría de un síndrome de Estocolmo, por el cual un ser humano se solidariza con todos los gilipollas del mundo; es decir: que uno se vuelve más gilipollas en cantidad y en calidad. Una vez que te has manifestado como más gilipollas (en cantidad y en calidad) ves a los demás gilipollas así como tus hijos bastardos, a los que no reconoces en público, pero que, sin embargo, quieres con toda tu alma. Desarrolla esta teoría y revolucionarás la siquiatría argentina.

Pues ahí, ahí es donde procede empezar la catarsis. Los argentinos dicen que gozan de buena salud mental, pero eso es un subterfugio a escala planetaria. Tener más psicoanlistas que psiquiatras sólo demuestra que ellos se quedan en la periferia del problema; es como si un médico diagnosticara que un paciente está bueno porque así lo indica el examen de su pupila. No sabe el médico que la enfermedad no salta a la vista, como él supone. El psiquiatra, sin embargo, mete el bisturí en el ojo, lo abre como una nuez y puede, con buen criterio, saber si la nuez está sana o tiene gusanos. En la psicopolítica pasa un tanto de lo mismo; los aficionados miran a ojo la salud de sus políticos, y unos encuentran buena salud en unos y alguna disfunción en otros, pero lo más probable es que en todos ellos se esté larvando un cáncer de mil pares de cojones. Claro, que cuando éste (el cáncer)se haga palpable, ellos mirarán para otro lado. O se apuntarán a la ecología de Marte.

Dr. Siquiatra.
De Perón y sus mujeres sólo sé de una (de sus mujeres): Isabelita. Resulta que esta dama tenía una casa muy cerca de donde yo viví, siempre aquí en la Costa del Sol malagueña y española (lo pongo claro para que se ubiquen). Era una gran mansión. De ella se decía que recibía en peregrinación a los nostálgicos del peronismo, que algunos se la follaban en prueba de reconocimiento a los servicios prestados a la Patria y que otros le traían la recaudación de los diezmos y primicias de los descamisados. Total, que la Isabelita retornó a la Argentina, en plan reciclada del olvido y el semiexilio para hacer no sé qué. Lo que siguió es que le saquearon la casa los sirvientes y, medio fané y descangallada, fue mal vendida a algún listillo que andaba por allí. Ella no volvió, ¿pa qué? 

Coltrane.

La sicopolítica es una ciencia; la neurosis es una enfermedad mental, o casi. Aquí, el Dr. Siquiatra y un servidor indagamos científicamente en los padecimientos mentales de los seres humanos y, naturalmente, de los foristas. Que en una primera evaluación hayamos llegado a considerar la neurosis como mal endémico de las masas, de los grupos, de los foros políticos ad hoc, etc, significa sólo que estamos en ello, que no divagamos y que nos acercamos al diagnóstico preciso. La calificación neuropolítica es imprecisa, pues vendría a significar más exactamente la política de las neuronas, lo cual, evidentemente, no es tema que nos ocupe. El doctor Siquiatra es que se entusiasma con estas cosas y no piensa el significado último de los términos.

Alebrige.

Creo que padeces de dislexia; porque entrar en un tema de tanta altura para decir, más o menos, que lo que yo necesito es que se me empalme, es como decir que si se me empalmara (de forma natural o artificial), no diría tanta estupidez. Amigo mío, yo ya he probado todo y desgraciadamente sigo igual de estúpido. Lo único que me consuela es observar que a los demás no le va mejor. 

Aguilareal.

No creo que aportara nada a ese foro al que me invitas. En relación con los comportamientos humanos soy radicalmente partidario de dejar que cada cual se lo monte como quiera o como pueda y con las consecuencias que se deriven para cada cual; mientras no te pongan una pistola en la nuca para conminarte a hacer lo que no quieres, todo es válido, y así, concretándonos en tu tema, considero válidas las plantaciones de coca y el que se las quemen (no a la pistola en la nuca para que no planten); el narcotráfico y la policía que lo persigue (no a la pistola, etc.); que alguien consuma y que alguien esté en contra (no a la pistola, etc); que alguien venda estricnina como heroína y que la compren y se mueran (no a la pistola, etc.) En lo que nunca estaré de acuerdo es en la imposición, venga por donde venga.

Hombre, Castulo, cuánto tiempo…
Sí señor, acabas de dar en el clavo con tu diágnostico: soy una mierda de débil. Me rompo a la menor bofetada. Pero, qué quieres que te diga, los pedazos forman una imágen surrealista…

No, no ando bien, estimada chachiz; tengo una depre de caballo. Resulta que tenía una vaca que me daba leche y manteca, y algún que otro gozo indescriptible. Pues mi querida vaca está loca, con esa terrible enfermedad que asola a Europa. Yo que pensaba que la locura era un privilegio mío, y ya ves, hasta las vacas me igualan.

Mi querido doctor… Y yo que creí que me habías abandonado.
Sólo yo sería capaz de interpretar tu subliminal repuesta. Vienes a decir, con eso de Marte y Venus, algo así como:
Los hombres son guerreros y las mujeres hacendosas. Tendrás que vértelas con alguna dama de este foro, por infame.
No, la vaca no tiene remedio; habrá que sacrificarla a Júpiter, y esperar que me mande una de plástico, lo más natural posible.

Elmer

Estás equivocado-a, elmer romero (ya no sé quién es quién detrás de vuestros alias). Los españoles, precisamente los españoles, han luchado de siempre contra el afrancesamiento, y el anglosajonamiento (con perdón); hemos sido una especie de proscritos de esas corrientes absorbentes que tuvieron su apogeo en el siglo XVIII y XIX, en los que, contra corriente, nos mantuvimos al margen. Europa empezaba en los Pirineos (Pirineos:cadena montañosa que nos separa de Francia), acuñaron ellos, no sé si por irreductibles nosotros o por chauvinistas ellos. Y volcarnos con los países latinoamericanos, pues tampoco. Vosotros sí que habéis padecido de ese fenómeno de mimetismo; España no era el modelo para vuestros delirios de superación de estigmas históricos. Y así os ha ido. Carecer de modelo propio os ha llevado a importar muchos de los modos, formas, costumbres y hasta léxico en forma de “spanglish”, en vuestros actitudes actuales. Nosotros, ahora, vamos allí sólo cuando nos llaman. Hay mucho que hacer para procurarse una identidad propia basada en las raíces que se hunden en el profundo suelo de la historia; pero sólo podría hacerse si todos partiéramos de la conciencia de que somos lo que somos y no otra cosa diferente. Tú, y otros, diréis: ¡No es eso no es eso! Bueno, pues explicaos, pero dejaos de simplezas con alusiones freudianas.

Tancredi.
Tú vales mucho, nena, pero a mí me llegarías más si me lo dijeras con señales de humo.

Infame.

Eres un fóbico característico. Los fóbicos (en tu caso a los mensajes ambiguos) se caracterizan por su actitud a proyectar fuera de sí, y a la menor oportunidad que se les brinda, los deseos que pueblan su mundo interior, y que, en tu caso, vuelvo a repetir, los percibes como extraños, malignos, cargados de amenazas para tu yo íntimo y bochornosos para tu yo público. Cuando, como tú, alguien quiere defenderse de sus demonios particulares, porque teme conscientemente lo que desea inconscientemente, lo que hace es descubrirse ante los demás de lo que quería ocultar. Tus inconscientes suposiciones respecto a mis gustos sólo ha sido una transferencia velada de tus deseos. El diagnóstico es gratis. De nada.

Y para todos.
Debido a la diferencia horaria, tengo una ventaja sobre vosotros: cuando vosotros venís, yo ya estoy de vuelta.

Bueno, chicos, en general os habéis comportado. Paso por alto en esa apreciación a Infame, que, el hombre, más vale que se callara, y no porque comience mal su defensa (se puede aceptar su supuesto juego de palabras con el término «fobos»), sino porque la caga al final. A mí, no obstante, me sirves para mis propósitos. Y es que parto de un reconocimiento propio: saber que no sé nada de vosotros (como vosotros de mí), pero que me interrogo constantemente sobre quiénes sois. Me niego a esa cómoda inercia que provoca una falsa certeza en el creer saber quiénes soís por vuestros comentarios; mi meta es el conocimiento del hombre, y cada uno de vosotros sólo me acerca al umbral.
¿Que soy arrogante y soberbio? Puede que sí; en todo caso es una deformación que se ha ido configurando a medida que me he ido encontrando falsos humildes.

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