La frase del título de esta entrada se repite cuando especulamos que seguro hay otros seres inteligentes en otros lugares del Universo. Puede ser, ni lo afirmo ni lo niego. Pero nunca nos referimos a otros seres con los que convivimos en esta Tierra nuestra. ¿Qué o quiénes son esos otros seres que englobamos en el calificativo de animales? No son piedras, no es agua, no es aire, aunque tampoco me atrevería a descartar estos tres elementos. Pero no es necesario imaginar, si no tenemos los conocimientos físico-químicos. Hoy me ha llamado la atención un video que dejo aquí. Quien lo vea puede que reaccione como yo: decir que estamos solos referido a los seres humanos únicamente, me parece pretencioso y no real. Porque sólo observar a los animales que aparecen en el video, nos debería definir de forma más generosa y amplia ese «estamos solos». Yo trasciendo la definición y me digo: cualquier forma de vida observable o no en la Tierra, debe tener derecho a mirar a las estrellas y preguntarse: ¿estamos solos? Y también: ¿estos seres vivos tienen , en caso de que existiera, derecho a una segunda oportunidad más allá de esta vida? Son preguntas que se definen como escatológicas, obviamente en su acepción teológica. Pero dudo que la teología, en su variante escatológica, que estudia el destino final del individuo y el universo, así como estudia al ser humano después de la muerte, se haya ensuciado ( otra acepción de escatología) incluyendo estos otros seres, ni siquiera contemplándolos en su similitud con los humanos.
En fin, es una divagación mía que invita a mis lectores a tomar una posición al respecto. Pero aceptaría que pasarais del asunto y os aferrarais a la escatología más pura: sólo el individuo que consideramos humano trasciende, y a continuación, eso sí, os ventilarás el hedor que emana de vuestros cerebros.
Titulo en español: «Animales que actúan como humanos»