Ya hablé de You, la serie que comenzaba a ver. Ahora ya estoy en la tercera temporada. Atrás he dejado 26 capítulos, y si tengo suerte, ya sólo me quedan cuatro para llegar a su fin, fin imprevisible porque no me atrevo a predecirlo. Es de locos si quiera intentar somatizar el mundo psicológico que presenta la serie. No te duele, no disfrutas, no comprendes, sólo dejas que tus ojos sigan una trama en la que tú jamás serías protagonista. Es inverosimil creer que puedes sacar de tu yo tantas sensaciones como en off sacan Joe y Love. Los guionistan han creado dos monstruos con el único fin de entretener, sin darse cuenta que la empatía suele ser común con los personajes de ficción. ¿Y pòr qué yo no soy como Joe o como Love si viviese las mismas circunstancias? Mismas circunstancias, esa es la cuestión, porque para que uno viva esas circunstancias tendría que tener un gionista detrás que se las fuera formulando como alternativas inevitables. No, los especímenes naturales como Joe y Love no abundan, quizá ni existan. Ahora, a la espera de saber que se cuenta en los cuatro capítulos finales, trato de ponerme en guardia; después deberé sólo pensar que sólo habré visto una ficción.