Antonio, ese amigo

Te conocí, y ya era tarde. Yo ya viejo y tú seguías mis pasos. Yo divagaba sobre el destino y tú aún te reafirmabas en tus creencias en lo ya proclamado como verdad incontrovertible. Me hacías dudar. Pero te llevaba muchos pasos de delantera. A ti te quedaba tiempo para creer y a mí ya sólo para saber. Si te parece, podemos hacer algo juntos. Tú sigues afirmando y yo encogiéndome de hombros. Por eso no habrá motivos de discusión. A ti te queda la carga de la prueba, a mí el corredor del final. Quizá ganes y la vida te juzgue con benevolencia ofreciéndote otra vida. No Tendrás ocasión para redimirme, porque yo ya no querré otra oportunidad. Sea como sea, aquí y ahora disfrutemos del presente, que aunque en ocasiones he manifestado que no existe, tengo que reconocer algo en lo que no tengo duda: que mañana pueda decir: ayer, gracias a Antonio, fue un día bonito.

Gracias por invitarme con motivo de tu cumpleaños; es genial que en una ocasión así te sientas feliz y yo me alegre.

José

Una respuesta a «Antonio, ese amigo»

  1. Por delante y sin dudar , gracias Jose por tus palabras llenas de amistad , sabes que tus deseos , creencias y determinaciones son y serán siempre aceptadas y respetadas por mi .
    Te espero mañana para tomar un vino , si te apetece , ya sabes, la comida será a horas que no son habituales para ti , pero habrá un tentempié para ti para entretener tu estómago . Bueno , ya sabrás que tu presencia es y será siempre motivo de fiesta para mi .
    Gracias por estar siempre ahí , con o sin creencias coincidentes , sabes que a mi eso no me afecta .

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