Año del Señor, 2001
Lo mezclaba todo, sacrilegio y sensibilidad de poeta. Gustaba este estilo bronco en los foros en los que participaba. A veces me excedía, pero se me perdonaba porque, de alguna manera, excitaba las neuronas de los-las pusilánimes. Voy a iniciar la inclusión de algunos testimonios que completan mi biografía literaria, o supuestamente literaria.
Echadme una mano, viejos,
que no puedo con la aurora
que me trae esta chiquilla.
Testigos sois de que no puedo, ni quiero,
a solas estar con ella.
Y no es temor lo que lo impide;
es cariño paternal, o de abuelo la ternura.
¡Maldita edad que no me da otra alternativa!.
Aviva ya el alma, que se te duerme, y llévala a un mar tempestuoso. Dile que esperé allí en actitud inerme la caricia del viento incestuoso. Mientras ella se fecunda de pecados, verás alma y cuerpo embellecidos. Alma y cuerpo de virtudes sobrados, y de marchitos amores renacidos-
Paja sacralizada desacralizada la mía, que no sé si os llega quemada o el viento la esparce en el mar. Mientras tanto, aquí permanezco, de seis a ocho horas más muerto que vosotros.
Dice un escritor de moda por aquí (Arturo Pérez Reverte) que de finales felices se cree lo justo, y que la última barita mágica que vio la tenía clavada en el coño un hada a la que violaron en Sarajevo.
Fuerte, ¿no? Pues yo digo: ¿Es el signo de los tiempos presentes la desesperanza? ¿Las ilusiones han pasado a ser sólo juguetes de la infancia? ¿El amor se ha empezado a cotizar en bolsa? ¿Los dioses se han puesto a jugar con los astros al billar americano? ¿Los héroes piden cobrar por adelantado? ¿Los artistas, seguros de su no-inmortalidad, crean sus obras en materiales biodegradables? Los poetas, ¡ah los poetas!, se llevan la mano a la entrepierna y exclaman: ¡alma, corazón, vida!, todo está aquí; será menester tenerlo siempre limpio, por si acaso ¿Los filósofos, ya seguros de su inmortalidad, se irán corriendo a hacerse una cura de rejuvenecimiento? ¿Qué es un final feliz? ¿No es acaso el principio de un estado no feliz? ¿No sería mejor procurarse momentos felices, lo que yo llamaría el instante atrapado? En fin, si yo fuera un hada no esperaría a que me violaran… Y si me encuentro hoy un hada, no le pediré un final feliz; le pediré que me meta la barita mágica por el culo, ya, en ese preciso instante. ¿Para qué esperar a mañana lo que puedes gozar hoy?
Jose de fin de semana, feliz si se encuentra un hada..
Seguirá. No me redimirá de los pecados, pero como no creo en el infierno…