El amigo perdido

Si le preguntas por algún amigo perdido, te responderá: «sí, tuve un amigo hace mucho tiempo, pero también hace mucho tiempo que no sé de él». Se trata de un amigo perdido. No significa que haya dejado de ser amigo, sólo que no sabe de él desde hace mucho tiempo.

Si le preguntas: «¿Qué harías si encontraras de repente a un amigo perdido hace mucho tiempo?» Seguramente te respondería:»Quizá no le reconociera; la imagen guardada en mi memoria de él, no se correspondería con la que tiene ahora». Podrías, entonces, volverle a preguntar: «¿Pero le reconocerías como amigo por el sólo hecho de responder al nombre, alguna circunstancia que se rememore de los tiempos en los que os veíais?» Posiblemente te responda:»Tendría que aceptar la realidad, no podría negar que fuimos amigos»

No, me está diciendo que la amistad fue una realidad anclada en el tiempo pasado, y no menciona causa por la que esa amistad se haya perdido por el paso del tiempo y sin relación de proximidad. Le preguntaría, en consecuencia: «¿Estarías dispuesto a reactivar esa amistad dándole un trato similar al que le diste en otro tiempo?» Es seguro que su respuesta sería: «Me costaría. Sin reconocerlo físicamente por los cambios que el tiempo le ha infringido y con todo ese tiempo perdido en la relación de amistad continuada, no sabría cómo tratarlo. Puede que ya no no me interese ni siquiera el que me cuente de su vida durante ese tiempo que lo tuve perdido. La amistad debe ir de la mano de una vida, más o menos en común. Una amistad perdida es una amistad muerta. Le trataría con la deferencia que corresponde a ser parte de mi vida, como lo fueron otros seres que puedo recordar. Nos convocaríamos para comer juntos y recordar tiempos contemporáneos de los dos. Pero todo sería más bien protocolario, para nada afectivo, ni siquiera nostálgico.»

En resumen, que encontrarte con un amigo largo tiempo perdido, puede ser hasta algo no deseado, con el que no sabes qué hacer ni cómo comportarte. Conclusión a todas luces incoherente. La verdadera amistad es un sentimiento, no un acuerdo de relación. Los sentimientos sólo prescriben con la desafección de una de las partes, ni siquiera con la muerte. El tiempo sólo ha mantenido latente ese sentimiento, que en cualquier momento propicio vuelve a vivificarse. Si no es así, ese amigo perdido nunca fue un verdadero amigo.

Todo esto que escribo es a resultas de alguien que me escribió un correo. Me había reconocido por haber entrado casualmente en mi página, y tomando mi dirección me dijo esto: «Hola, Pepe, soy Antonio, fuimos amigos allá en nuestra juventud, podríamos reunirnos y rememorar viejos tiempos, si estás dispuesto, me lo dices y quedamos.»

El correo de Antonio era lo más opuesto a un sentimiento. Hablaba de una amistad circunstancial. Le respondí: «Hola, Antonio, sí, recuerdo algo, pero no creo que ahora, después de tanto tiempo, tú y yo podamos recuperar la amistad perdida.» No volví a saber de él, tampoco lo lamenté.

Una respuesta a «El amigo perdido»

  1. Yo te diría esto:
    SI PIERDES UN AMIGO ES POR QUE NO ERA TU AMIGO.
    Todos tenemos ese tipo de “ amigos “ y con el paso del tiempo he llegado a ver que esos seres están muy escasos , ya me alegro de tener lo que tengo por hoy .

Responder a Antonio Suarez Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.