EL TIEMPO
Los minutos ni se notan, las horas apenas dicen lo que tenemos o solemos hacer a una hora que nos marca el reloj, los días discurren con altibajos, pero de ellos apenas queda recuerdo, las semanas dan la impresión de que no tienen minutos ni horas, ni días, siempre terminan en domingo; otra vez fin de semana. Y así va discurriendo el tiempo, un tiempo que parece tener prisa. prisa para detenerse, cansado de no ser nada, de no marcar ya nuevos acontecimientos que le dé razón de ser, de existir, de valer para algo. Y ese tiempo es el que vivimos o en el que estamos sin protagonismo, meros espectadores que lo ven pasar sin capacidad para usarlo en nuestras propias decisiones con espíritu de permanencia. Ya no importa el pasado, ni los recuerdos, ni la nostalgia. Hablar del futuro es perder más aún el tiempo, porque el futuro es una quimera que nada lo sustenta, ni siquiera es una meta a la que dirigirte. Todo esto significa que no estamos, que no existimos, aunque nos aferremos a eso que llamamos supervivencia, que no es otra cosa que hacer del tiempo algo útil que justifique nuestra existencia.
Y el tiempo se detendrá para nosotros y seguirá amaneciendo para otros con la misma cadencia que lo hace parecer eterno.
Hoy, ayer, quizá mañana el tiempo volverá a ser nada.
Creo es una forma muy certera de interpretar lo que nos esta ocurriendo a la mayoria en estos tiempos de pandemia.
Van pasando los dias , sin dejar huellas y sin haber realizado algo importante digno de recordar .
Casi se puede considerar, que es un tiempo perdido y en espera de algo nuevo que para muchos no va a llegar.