Ex machina

Ex machina

No tengo idea del significado de este título, conozco el significado de otras expresiones que contienen estas dos palabras: Deus ex machina, por ejemplo.
Quiero suponer que la locución latina se puede traducir como más allá de la máquina, con traducción libre, por supuesto. Si me atengo a esta definición, ya puedo glosar la película Ex machina. Porque, en efecto, el prototipo de mujer robot que centra el argumento es eso, algo más allá de la máquina. Hay muñecas inflables muy sofisticadas capaces de despertar la imaginación y otras cosas en el hombre, pero estas creaciones son muy primitivas. Hoy se intenta que a esas muñecas se le dote de la mal llamada inteligencia artificial. No voy a caer en la trampa de demostrar por qué yo digo que es mal llamada inteligencia artificial, naufragaría frente a una expresión acuñada por los expertos de los que de ninguno tengo referencia haya usado mi expresión. Pero si puedo dar mi impresión, que está lejos de una definición. Cuando a una máquina se la dota de inteligencia artificial, lo que se consigue es que esa máquina haga cosas para las que necesariamente se le supone un cierto grado de inteligencia; que sea no natural no desdice del término inteligencia, de lo contrario se usaría otro término.

Pero el cine no tiene barreras para adelantarnos futuribles que nos permiten vislumbrar el poder disfrutar – a veces angustiarnos- de lo que nos deparará el futuro. Verne fue un precursor de futuribles, que el tiempo los hizo realmente presentes. Siendo esto cierto, no debemos sorprendernos al ver esta extraña historia que presenta la película Ex machina. Un robot más allá de la máquina es Ava, y es más allá de la máquina porque está dotada de inteligencia (deliberadamente suprimo el adjetivo artificial). Esta máquina ya no es una máquina, se la dotado de un cerebro como el más sofisticado hardware capaz de almacenar toda la información que contienen los ordenadores de Google. Tiene autonomía de pensamiento, quizá sólo de razonamiento lógico. En cualquier caso, más allá de sus transparencias puramente mecánicas, para que no nos distraigamos de que es una máquina, Ava es una bellísima creación capaz de ser envidiada por los ángeles. También es un objeto sexual en muchos aspectos, que no le falta algo tan imprescindible como aquellos elementos que hacen que una mujer sea deseable y capaz de dar satisfacción al hombre. Pero si sólo se quedase en eso, estaríamos definiendo a una muñeca inflable de última generación. Ava es más. Y sólo dejo aquí un apunte que, definitivamente, la convierte en más allá de una máquina. Ava es capaz de utilizar al hombre que la creó para incorporarse al mundo real como un ser no humano, pero sólo porque sus capacidades son infinitamente superiores, aunque sólo sea porque es imposible que se equivoque. Y como en futuribles no soy escéptico, me sobrecoge sólo pensar que pudiera encontrarme con algo así y terminar abducido, porque mi mente no estaría a su altura, y no tendría armas para contrarrestar su imprevisibilidad. Queramos o no, no podemos negar que el futuro, como las películas, no tiene obstáculos insalvables. Nos queda la certeza, que somos los seres humanos los que haremos ese futuro, y depende de nosotros manejar los límites, antes de que esas más allá de las máquinas, terminen manejándonos a nosotros.