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Está de moda. De tiempo en tiempo. los científicos nos sorprenden con nuevas experiencias, más o menos verificadas, más o menos verosímiles, más o menos dudosas. En cualquier caso es el pistoletazo de salida para ahondar en los nuevos supuestos que, en ocasiones, cambian todo los dicho y aceptado hasta ahora. Así pasa con la física-mecánica cuántica. Una vez entrado en el nuevo concepto, toda la física queda patas arriba. Confieso que de lo leído sobre la materia, apenas si he comprendido nada. Menos mal que un físico, premio Nobel, asegura que la física cuántica está suficientemente probada, que está ahí, que existe, que sirve para explicar cosas que la física clásica hasta ahora no podía explicar. Pero este mismo sabio me consuela en la creencia de ser un individuo con pocas luces o un cerebro a media cocción, cuando concluye que, por ahora, eso de lo cuántico no nos esforcemos en comprenderlo porque no lo conseguiremos. Es como decir Dios existe, pero no te esfuerces en comprenderlo (aunque en este caso el supuesto es más que incompleto al faltar la verificación). Así que no queda otra que convivir con algo que existe, que posiblemente da respuestas a muchas preguntas que nos hacemos los mortales, y que hemos de admitir que escapa a nuestra comprensión. Y siendo así, en qué puedo encontrar apoyo en la cuántica para disipar mis dudas sobre mi vida futura o, incluso, una supuesta vida más allá de mi muerte física, que hasta ahora no pasaba de mera especulación? Tendré que esperar.