Pensaba en la salud de mi cerebro. En la objetiva valoración del estado de mi cerebro cuando él mismo intenta superar una prueba, sea cognoscitiva, funcional, sensorial, emocional, la memoria, esto que estoy escribiendo, etc. Mientras en esto pensaba, cambiaba de canal en la televisión por ver de encontrar algo que me atrajera. Y, por arte de magia, pico en un canal que estaban hablando del… ¡cerebro!
Es un documental con base científica, con alguna hipótesis, pero que no invalida nada de lo que expone.
Vamos perdiendo masa cerebral. Cada década de nuestra vida, nuestro cerebro se va encogiendo; muerte de neuronas. Si llevas una vida sana: alimentos , ejercicio, ausencia de estrés, etc. puedes mantener tu cerebro, aún encogido, plenamente funcional; se moverán tus manos, verán tus ojos, oirán tus oídos, te emocionarás, sentirás los desengaños, recordarás lo importante, podrás escribir una historia de amor. No notarás que tu cerebro ya no responde como lo hacía, salvo excepciones que tú ya no relacionas con tu cerebro.
Pero no podrás evitar que una proteína se meta en tu cerebro y colapse las comunicaciones neuronales y, entonces, tu cerebro pasará a ser un diagnóstico: alzheimer, demencia senil, la expresión viva de la nada.
Y todo eso, que parece un relato macabro, es una realidad en la que todos guardamos cola.
Por el momento, intento no colarme para llegar antes.
Hago cola a tu lado y, mientras platicamos quienes somos, para que no se nos olvide al llegar.
Lamentablemente, Elsa, los cerebros viajan solos
José. Ríe. No pretendo más.