El texto entrecomillado que adjunto es la transcripción literal de la declaración de uno de los personajes de la serie Halt and Catch Fire. Un informático que salió del torbellino brutal de las redes emergentes, suicidándose. Su mente clarividente no pudo soportar la responsabilidad de ser parte cualificada de la asombrosa ténica naciente y las consecuencias para el ser humano, inerme para encauzarla, y prefirió no ser testigo de su poder destuctivo. Inútil advertencia, pues la ciencia cuando descubre un camino nuevo, lo transita hasta agotar su horizonte. No obstante, me pareció clarificador para todos los que celebramos los avances de la ciencia, pensando que estaremos mejor y seremos mejor en el futuro. Si la advertencia de este joven no cae en saco roto, quizá podamos realizar un nuevo trabajo de Hércules y poner puertas al campo.
«Yo, (omito el nombre para no hacer spoiler). liberé el código fuente de M. U. Actué solo, nadie me ayudó y nadie me dijo que lo hiciese, lo hice porque la seguridad es un mito. Contrariamente a lo que hayáis oído, amigos, no estáis a salvo. La seguridad es un cuento chino, es algo que enseñamos a los niños para que puedan dormir por las noches, pero sabemos que no es real. Tened cuidado, desconcertados humanos. Cuidado con los falsos profetas que os venderán un futuro lleno de promesas. Falsos mundos con líderes profetas, malos profesores y empresas turbias. Cuidado con los policías y ladrones, de esos que roban vuestros sueños. Pero, sobre todo, tened cuidado con los demás, porque todo está a punto de cambiar. El mundo se abrirá de par en par. Hay algo en el horizonte, una conectividad enorme. Las barreras entre nosotros desaparecerán, y no estamos preparados para ello. Nos haremos daño de formas nuevas. Venderemos y seremos vendidos. Expondremos nuestro yo mas sensible únicamente para que nos ridiculicen y humillen. Seremos vulnerables y pagaremos las consecuencias. No podremos seguir fnigiendo que podemos protegernos a nosotros mismos. Es un peligro enorme, un riesgo gigantesco. Pero valdría la pena si, ojala, pudiésemos aprender a cuidar unos de otros. De ese modo, esa asombrosa y destructiva conductividad no nos aislaría, no haria que al final nos sintiésemos totalmente solos».
Nota.
La palabra conductividad ( no confundir con conectividad) se refiere, en su acepción más general, a la capacidad de los materiales para transmitir la electricidad o el calor. El personaje, no sé si por culpa del doblaje, usa esa expresión en su declaración. Tengo mis dudas. No sé si refiere a la posibilidad, casi sin límite, de transmitir datos vía cable telefónico, ondas hertzianas u otras por descubrir. En cualquier caso, hoy 35 años después, ya lo estamos viendo. A nadie se le escapa este prodigio que permite la comunicación, para bien o para mal, de los humanos. Del uso que hacemos de esta técnica, bien parece que el autor de la anterior reflexión no iba desencaminado. Sólo los que viven a espaldas de ella están a salvo, y no son muchos, probablemente ninguno en el futuro. Mirad cómo esos seres humanos de hoy, casi de forma unánime, llevan pegado al cuerpo un artilugio mecánico que los acerca a un cyborg: cascos, teléfono móvil, tableta pc, etc., y cómo en cualquier lugar en el que se encuentren se los ve desaforados comunicándose con familia, con amigos, con desconocidos, llevando sus perfiles a cualquier lugar del mundo, sin preocuparse de que esa información pueda ser utilizada para fines bastardos. Luego se quejan, sin aceptar que en el pecado llevan la penitencia.
No sé si estoy en disposición de ser un ejemplo. No soy miembro de ninguna de estas doce redes sociales ni de otras de rango inferior, Trabajo me ha costado vencer la tentación. Aún así, en muchas ocasiones me siento desnudo e inerme, sin otro recurso que ignorar que pueda ser utilizado.