Este blog se queda sin comentarios. En realidad era letra muerta. Letra muerta es, también, todo lo que escribo; nada tiene seguro de permanencia. En ocasiones me pregunto a qué conduce este empreño mío de escribir y escribir, si al día siguiente ya no existe para nadie. Una obra si pretende ser imperecedera, debe su autor, en primer lugar, creérselo él. Si eso sucede, debe ser lo suficientemente humilde para aceptar que, quizá, no lo sea para los demás, los lectores. Porque sólo los lectores conceden vida eterna a una obra. Una vida efímera carece de sentido, como lo es la de cada uno de nosotros si no damos algo a la vida que nos trascienda.
Os preguntaréis a qué viene esto, anunciado y ejecutado al mismo tiempo. Es difícil responder, incluso para mí que soy maestro en eso de mentir sin mala intención. Digamos que hoy tenía que hacer algo diferente y no dejarme llevar por la rutina. Y no se tienen a mano tantos recursos alternativos, era seguir o no seguir con lo mismo.
Los lectores que, en alguna ocasión, hicisteis un comentario, no debéis tomarlo a desprecio, lo que comentasteis ya tuvo, en su momento, un significado importante para mí; desconozco qué impresión obtuvieron otros lectores. Si bien lo pensáis, si todos terminamos desapareciendo, parece normal que también desaparezcan nuestros testimonios, si no fueron guardados para sostener la vida. Borrar esos comentarios es como cuando cualquiera de nosotros borramos correos, mensajes, whatsApp´s porque, además de llenar nuestros ordenadores o teléfonos y bloquearlos, ya nunca volvemos sobre ellos. Ni siquiera nos paramos a discriminar, borramos todo y comenzamos de nuevo a enviar y a recibir.
Este blog, por supuesto, continua abierto a todos vosotros, si queréis comentar algo de lo que escribo. En algún caso muy concreto no subirá para ser público; debo cuidar que esta página sea un lugar de encuentro amable, respetuoso con las formas y todo lo irrespetuoso que queráis con el fondo.
Sólo una cosa más. Se me asegura que mi soledad me va a ser insoportable. Pero es que el que se vaya es que no tenía que estar aquí.
Hay veces que el orgullo nubla el entendimiento….
Que la sabiduría nubla la razón…
Que la soberbia nubla la Salud…
Que el amor nubla los sentidos….
Que la esperanza nubla el presente…
Y que la mente lo termina nublando todo…….
Hay veces que hay que quemarse como el AVE FÉNIX….. para resurgir de nuestras propias cenizas…
Vivimos solo mientras estemos aprendiendo algo…
Morimos cuando creemos que ya no hay nada que podamos aprender.
TQ.
Hay veces, hija, que dejas algo a la vida, como cuando te dejé a ti. Sólo por eso, valió la pena que naciera yo