El dios que todo lo sabe, lo ordena, lo crea y lo destruye, amen de otras actuaciones propias de su omnipotencia omnipresencia y omnisciencia me impida tamaño intento de adentrarme en el laberinto ontológico, científico, filosófico y para pasar el rato hablando de la NADA. Si he tomado como título de esta entrada la perspectiva de hablar sobre la NADA, me apresuro a decir que ese dios que invoco no me va permitir decir algo que no sea nada.
Aquí podía dar por terminado este tema. Pero el simple hecho de que ya un pensador de cierta entidad, llamado Giacomo Casanova se atrevido a decir que el estudio de la «nada» es una tontería, me deja perplejo. El tema, o la NADA. había sido objeto de atención, estudio y definición por todos los preclaros cerebros que recuerda la historia. Es curioso observar que tanto se ha discutido sobre la NADA, que al final se ha de admitir que si NADA fuese nada, no habría caso, no habría argumento sostenible sobre lo que no existe. Discutir sobre lo que no existe sería una tontería, haciendo buena la frase de Casanova
Ahora tendría que decir que esta entrada la podía haber obviado, pero no creo haber cometido la tontería de aportar ninguna divagación, así que lo mejor que puedo hacer para terminar es decir: NADA