«Totus»: todo entero

Todo. Esta palabra implica que nada existe fuera de ella. Pero no siempre se usa en su su sentido estricto. En ocasiones lo que queremos decir es es que de un asunto cualquiera al referirnos a todo, siempre habrá flecos que no se contemplan. Tomo frases para explicar esto último:

Leyó todos los artículos. Es evidente que no pudo leer todos los artículos, tendría que referirse a un caso concreto, autor, etc.

Se leyó todo ese libro. Aquí la palabra todo podría evitarse, pues con ella pareciera que el sujeto hizo el esfuerzo de leerse todo el libro.

Fue todo un acontecimiento. En esta frase, todo podría significar dos cosas: que todo (lo sucedido) fue un acontecimiento, y que el suceso (particular) fue un acontecimiento.

Creo suficiente, pues no pretendo entrar en lecciones de grámática, para que se entienda lo que sigue.

Un joven enamorado quiere demostrar su amor a su amada y le dice:

Te quiero con todo mi corazón; todo lo que tengo es tuyo; todo en ti me vuelve loco; haré todo lo que me pidas.

Bien, el joven que así se expresa utiliza la palabra todo para decirle a su amada que nada hay fuera de esa palabra. La joven, sin duda, se siente halagada, es una declaración de amor con contenido inequívoco. Pero… se equivoca; se equivoca él y se equivoca ella. ¿Y por qué? Porque si ella y él no entienden los límites de la expresión todo, ambos son unos auténticos idiotas.

Disculpen todos mis lectores; digo todos, porque no habrá ninguno que acepte ser idiota.

Una respuesta a ««Totus»: todo entero»

  1. Todo lo que escribes es certero.
    Todas tus palabras son ciertas.
    Todo el tiempo pienso en la pandemia.
    Todo mi corazón estalla de emoción.
    Todo se derrumbó dentro de mí.
    Todo lo que hago da qué decir.
    Todo me da risa.

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