Un árbol no tan viejo

Soy un árbol viejo que mezcla ramas secas con verdes, que se agrieta en el tronco dejando cavidades muertas donde ya ni los pájaros hacen sus nidos, que sus raíces ya no encuentran alimento en la tierra y salen al aire libre buscando vida. Soy el que espera que todo en mí sea pasado, que el presente se cuente en segundos y que el futuro no me sorprenda con otra vida que no quiero.

Pero hoy siento que mi paso por la vida ha valido la pena. Ahí quedan los preciados vestigios vivos de los que sólo yo puedo disfrutar. Son como retoños del árbol viejo que crecen independientes. MI hijo , mi hija y mi nieto . Son tres diamantes que brillan incrustados en mi corazón cansado, que late por ellos.

Hoy tengo motivos para cantar de nuevo a la vida. Mis hijos ya son como esas sinfonías en clave «lento ma non tropo», que no me dan sino motivos de sosiego. Mi nieto, en cambio, hoy interpreta un «allegro». Pronto será un «vivace», y ya no me atrevo a suponer que seguirá imparable en la escala de sus méritos.

Hace cinco años comenzó la andadura de su formación en la carrera por él elegida. No fue fácil, debió superar pruebas infernales académicas no imputables a él. Son ya pasado y creo haber hablado de ello alguna vez, reciente con los hechos. Hoy mi nieto me comunica: «Abuelo, ya soy instructor de pilotos». En esa frase se resumen las metas alcanzadas: un grado universitario, un título de piloto comercial y este de hoy, «Instructor de pilotos». Esas son la credenciales para que algún día pilote, bajo su mando, un avión con cientos de pasajeros. Sería una temeridad que con 23 años le dieran esa responsabilidad. Ahora comienza esa carrera con cometidos menores. Ya no me importa que para entonces no pueda verlo, si ya mismo lo siento con la misma emoción.

Un resumen de mi vida que ya va tocando a su fin sin otros acontecimientos. Sólo una preocupación: que la vida no sea tan cruel que trunque alguna de las expectativas que hoy son sólidas, pero que no está en mí el fijarlas como quisiera.

Y con el sentimiento de que mi vida no fue un hecho fortuito, que no transcurrió en vano.

Una respuesta a «Un árbol no tan viejo»

  1. JODER….. QUE BONITO….
    Solo una cosa que decir:
    NO SERÍAMOS LO QUE SOMOS NI MI HERMANO NI MI HIJO NI YO…. SI NO HUBIÉRAMOS TENIDO A MAMÁ Y A TI COMO PADRES, COMO GUÍAS, COMO APOYO INCONDICIONAL TODOS Y CADA UNO DE LOS DÍAS DE NUESTRAS VIDAS.
    SOMOS LO QUE NOS HABÉIS ENSEÑADO, LO QUE NOS HABÉIS MOSTRADO CON VUESTRO EJEMPLO DE VIDA, EL CARIÑO Y DE DEDICACIÓN EN CADA MOMENTO, EN CADA ETAPA….. SIEMPRE COMO PILARES EN Y PARA NUESTRO FUTURO.
    Solo una cosa que decir:
    SIEMPRE VIVIRÉIS EN NOSTROS 3, PORQUE NO SERÍAMOS QUIEN SOMOS SI NO HUBIERA SIDO POR TI MAMÁ Y POR TI PAPÁ….
    BUEN TRABAJO, AHORA SOLO PODEMOS PAGAROS HACIÉNDOOS SENTIR ORGULLOSOS DE NOSOTROS….
    Solo una cosa que decir:
    GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS….

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.