Qué será de mí cuando las tinieblas me envuelvan, cuando el sol no penetre en mis vísceras vivificándolas, cuando las flores, las sonrisas no las perciba oferentes, cuando tú, mi amada, cansada de esperarme, ya elegiste a otro que te abraza, que te besa, que te posee. Qué será de mí cuando mi corazón deje de latir porque ya no estás, ya no estoy, se cansó de esperarte.
Sí, la duda se vuelve certeza. Porque seré polvo, ni siquiera arena. Porque seré arena, ni siquiera piedra. Porque seré piedra, ni siquiera montaña. Porque seré montaña, ni siquiera cordillera. Porque el viento hará de mí una nube oscura que sólo lloverá polvo.
Y tanto pésimismo de qué me redime? Sí no fuese así, qué sería de mí? Diferente sería que pensara en algo que me espera, que tú, mi amada,