Mujer sin futuro, sin presente y sin pasado, te ignoró la vida, y la muerte quedaba lejos. Sólo eras una mujer con un sexo malgastado y peor pagado. El sol seguía saliendo cada día e iluminaba tu miseria, no te calentaba porque el frío venía de dentro, de muy dentro. Pero aún pensabas, no eran pensamientos de esperanza, no de resolución para vencer el presente y proyectarte al futuro. Había una salida en aquel laberinto. Para encontrarla te guiaba el instinto, esta vez no el de supervivencia.
Al fin la encontraste, y dejaste de ser mujer…