«Desde dentro» pretende ser una introspectiva del autor. La retrospectiva, la perspectiva, el mirar hacia atrás o de frente, puede, en todo caso, activar los terminales de los sentidos y crear bellas o feas imágenes que se pueden describir dependiendo del cúmulo de experiencias vividas hasta el presente o de la circunstancia actual. Sin duda, esta forma de interpretar el pasado partiendo del presente, o el presente partiendo del pasado, lleva al escritor a forzar el uso de las herramientas que ha ido acumulando en su oficio. Y podrá, si es hábil, crear imágenes literarias de gran altura plástica. ¿Se puede llamar a eso lirismo? Pienso que no. Lirismo es la expresión plástica de la intimidad del autor en estado seminconsciente, imposible metafísico a través de la retrospectiva o de la observación. Para que se entienda, pensemos en una roca. Observamos esa roca y la describimos de mil formas, incluso glorificando su estructura, su forma, su belleza plástica. Y lo podemos hacer bien en prosa barroca o en un poema lleno de bellas metáforas. Nunca eso será lírico. Tomemos ahora esa roca y situémosla en nuestro interior y desde allí démosle vida, una vida de roca, naturalmente, pues no se trata de fabular. Pensemos, por ejemplo, en el significado de su existencia, en su quietud o movimiento pendiente abajo, en el calor que acumula expuesta al sol y cómo lo desprende cuando llega la noche, en fin, en si esa roca hablara, qué diría. Esto sería lirismo. Pero mejor comenzar, en un momento en el que me siento especialmente lírico, o así lo siento desde mi interior.
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